miércoles, 28 de julio de 2010

Usted es un ángel, ¿no?

Padre, déjeme decirle porque estoy aquí sin que mi madre sepa. No es que haya pecado, pero me siento al borde de la tentación, la insaciable sed de venganza.

Hijo, cualquier necesidad de sufrimiento es razón de pecado, Dios nos escucha.

Padre, déjeme decirle porque estoy aquí esta tarde de invierno.
La conocí en una casa de barrio, había mucha gente y ella estaba extasiada de felicidad y alcohol. No piense mal de ella padre, es buena influencia. Ella se acercó y me dijo:
“Usted es un ángel ¿no? No lo había visto antes, pero que más da, ahora usted es mi amigo”.
Yo me preguntaba: ¿Podría ser amigo de una joven tan inexacta y errónea?
Con su apariencia infantil, ella escondió sus conocimientos de la vida hasta que sintió necesario hacérmelos conocer.
Toda su imagen cambió frente a mis ojos, pero continuaba siendo la imperfección que yo no podía aceptar en mi vida. Soy un hombre de pocos avances, tímido, pero simpático, lo cual me hace ver en aprietos cuando debo expresarme debidamente.
Estar con ella es dar un paso, y luego retroceder dos para que no se de cuenta que quiero acercarme a su mano. Por suerte, a ella le fascina dar diez pasos y nunca retroceder. Por eso me asusta.
Un día me enredé con mi vecina de enfrente, nada que antes no haya sucedido. Formaba parte de aquellas mujeres con las que nunca definí nada, porque soy un hombre tímido como le dije antes, padre. Sus curvas no eran como las de ella, su mirada tampoco. Me hundí en placer, pero después en angustia al saber que ella ya no querría esperarme mientras me divertía en lo seguro.
Ella está con otro hombre ahora. Otro hombre que la esperó porque ella me ansiaba. Ahora ella me extraña en sueños, pero me observa en la realidad, y yo solo quiero vengarme de esta culpa que me revuelve el estómago. Traicioné sus locuras, y quiero matarla si es posible, para no tener que rondar con la culpa en sus ojos. Si fuera imposible verla, sería feliz, pero ella continúa en mi entorno. Atormentándome con sus mechones cobrizos y voz de terciopelo, como si todo siempre fuera normal y nuestra relación una amistad incandescente.
Dígame Padre, ¿cómo puedo arrancarla de mi ser?

Hijo, de los únicos pecados que el Señor puede acusarlo, es de amar y ser amado. Como autoridad y siervo, le digo que acéptela en su nueva felicidad y siga su camino.
Como hombre sin sotana, encuéntrela y fuércela de corazón, al fin y al cabo eso es lo que los hombres hacemos, ¿No?

Padre, usted está muy equivocado. No puedo encarcelar al pájaro de mis sueños, no puedo cohibir toda su naturaleza, por mi apariencia de animal dormido. Solo puedo decirle que la amo hasta el final, pero de lejos sin un roce de sus pensamientos más brillantes. Solo puedo observarla desde aquí y verla crecer como el árbol de la esquina.

jueves, 22 de julio de 2010

Personas (uf)

Esta semana me reflejé entorno a una frase:
“La amistad es como la música: dos cuerdas del mismo tono vibrarán ambas, aunque solo estén tocando una.”

Conocer a las personas cansa.
O es que en realidad solo estamos negando lo que sabemos de ellos porque no nos convence.
Problemática que va más allá de la amistad y el amor, nos encuentra en cada momento de improvisto.
Yo no sabría decirles cuantos cálculos puedo realizar entorno a estos, pero si se que cada día tengo mas razones para no extrañarme de las rarezas que cometen.
Me incluyo. Eso es lo peor.

domingo, 18 de julio de 2010

Imposibilitar algún encuentro casual


La computadora está prendida, y el examen final es en dos semanas
Tu hermana te llama para que vayas a poner la mesa
Y estás terminando de leer un libro.
¿No sería más fácil deshacernos de todas estas interrupciones?

Solo es momento de parar esta modorra emocional
Y decirnos en la cara cuanto hace falta extender los compromisos previos,
Y de alguna forma u otra, imposibilitar algún encuentro casual.

No puedo decirles sinceramente, que todo va a salir bien,
Pero hagamos un trato en el cual ninguno tenga la última palabra:
Cuando las excusas se acaben, seremos una expresión.
La facilidad de planearlo es tan bella
que tan solo con imaginarlo,
Me percato en su no realidad, y si es probable que suceda.

¿Una vuelta hasta la esquina y vemos si pasa?





¡Empecé mis vacaciones! ¿Quién me invita a salir? (?)

jueves, 15 de julio de 2010

Teresa platinada


Teresa platinada, reflejada en la luna de sal
Vivía en un pueblo perdido entre montañas.
El universo les otorgaba la sabiduría más exacta,
Irradiaba luz el pueblo fantasma.

Teresa platinada, reflejada en el verde viento
Vivía en una casa soñada.
Los pinos la sostenían en lo alto,
Las estrellas eran las lámparas.

Teresa platinada, reflejada en las carreteras marcas
Vivía rodeada de gente cansada.
Los animales se asemejaban a ellos,
Matar para vivir su lema.

Teresa platinada, reflejada en el reloj de la plaza,
Vivía con pavor de confesarse diferente.
Las llamas y los dedos acusadores se erguían hacia ella,
Afloraron diferente.

Teresa platinada, reflejada en el vientre de una madre
Vivía en la ilusión de procrear.
Su amor en la otra esquina esperaba,
La muerte silenciosa de todos los habitantes.

Teresa platinada, reflejada en los ojos miel de una niña inexistente
Vivía para hacerse morir una tarde de septiembre.
La sociedad la degolló con su propio rechazo,
Ana nunca se cansó de esperarla.



El Matrimonio Gay, va a ser el avance que nos debimos en mucho tiempo como sociedad.
Espero que las otras Teresa sigan viviendo para estar con su Ana.

lunes, 12 de julio de 2010

Yo soy vieja

Escapando de mis obligaciones,
Inventando nuevas identidades,
Pensando en futuras excusas
Y dándole caprichos a mi gula,
Mientras acariciaba a mi sobrino gato
me percaté de mi vejez.
De la que se instala con el invierno
Y me convierte en un ser pequeñito y arrugado.

Si me ves de lejos,
Un pimpollo lila y beige se arrastra por la avenida Acoyte.
Tal vez un poco más de cerca,
Veas algo con curvas y mirada perdida en el asfalto
(Siempre a punto de ser arrollada por un auto.)
Cara a cara soy improvisada y famélica.
El habla es quejosa, seca, acelerada:
“siempre se llega tarde en la vida”.

Llegar a mi hogar es estirarse, y prepararse un café.
Flexionar los brazos y seguir pensando de lo que sea.
Otro porcentaje de mi cerebro se lo dedico a mis ganas de llorar
Por cosas inusuales o surrealistas (en todo el sentido de la palabra).
La parte motora es para teclear incoherencias como esta en la máquina.
La parte del corazón es para justificar un poco todo esto,
y generar algún que otro embrollo emocional.

domingo, 11 de julio de 2010

Ilusión IV

Caminata nocturna de domingo por la noche,
tan solo las 2:20 de la madrugada
y las luces me enceguecen.
La perdida de la vista se hace tan casual,
Calles sucias, gente perdida, sueños inalcanzables.
Tal vez primero debería dar el porque de mi caminata tan improvisada:

Como noche de invierno era perfecta,
Mi fiebre, mi dolor de cabeza, mis ideas,
Acompañaban una realidad marcada por historias fantásticas.

La compañía era satisfactoria,
Miles de risas y palmadas renacían,
La incoherencia era la firma característica del lugar.

Las miradas estaban perdidas en un rincón,
Al cual yo no podía acceder con mis esperanzas,
Nuevamente yo no quería despertarme.

Los ojos verdes enrojecidos de la vergüenza
Decidieron que era mejor cerrarse
Y ver un mañana más optimista.

Justamente el hecho de pensar en una utopía en sus hombros,
Y borrarla de la mente,
Es como cubrirme de barro en la cara y pasar desapercibida.

miércoles, 7 de julio de 2010

Culo

Mucho y me sobra: Dar un oral de teoría musical rítmica en práctica, que no sabía que iba a tomar mi profesor Hugo, y pasarlo de un saque, es ser PRO (Pero no como Mauricio).

La crisis instrumental se está yendo.

Saludos mis hermosos comentaristas bloggers. A cojer se ha dicho.

viernes, 2 de julio de 2010

La casa de los espíritus_Julio

"Allí la casa perdía su señorial presencia y empezaba el desorden de las perreras, los gallineros y los cuartos de los sirvientes. Mas allá estaba la caballeriza, donde se guardaban los viejos caballos que Nívea todavía usaba, a pesar de que Severo del Valle había sido uno de los primeros en comprar un automóvil. La puerta y los postigos de lacocina y el repostero estaban cerrados. El instinto advirtió a Clara de que algo anormal estaba ocurriendo adentro, trató de asomarse, pero su nariz no llegaba al alféizar de la ventana, tuvo que arrastrar un cajón y acercarlo al muro, trepó y pudo mirar por un hueco entre el postigo de madera y el marco de la ventana que la humedad y el tiempo habían deformado. Y entonces vió el interior.
El doctor Cuevas, ese hombrunazo bonachón y dulce, de amplia barba y vientre opulento, que la ayudó a nacer y que la atendió en todas sus pequeñas enfermedades de la niñez y sus ataques de asma, se había transformado en un vampiro gordo y oscuro como los de las ilustraciones de los libros de su tío Marcos. Estaba inclinado sobre el mostrador donde la Nana preparaba la comida. A su lado había un joven desconocido, pálido como la luna, con la camisa manchada de sangre y los ojos perdidos de amor. Vio las piernas blanquísimas de su hermana y sus pies desnudos. Clara comenzó a temblar. En ese momento el doctor Cuevas se apartó y ella pudo ver el horrendo espectáculo de Rosa acostada sobre el mármol, abierta en canal por un tajo profundo, con los intestinos puestos a un lado, dentro de la fuente de la ensalada. Rosa tenía la cabeza torcida en dirección a la ventana donde ella estaba espiando, su larguísimo pelo verde colgaba como un helecho desde el mesón hasta las baldosas del suelo, manchadas de rojo. Tenía los ojos cerrados, pero la niña, por efecto de las sombras, la distancia o la imaginación, creyó ver una expresión suplicante y humillada. Clara, inmóvil sobre el cajón, no pudo dejar de mirar hasta el final. Se quedó atisbando por la rendija mucho rato, helándose sin darse cuenta, hasta que los dos hombres terminaron de vaciar a Rosa, de inyectarle líquido por las venas y bañarla por dentro y por fuera con vinagre aromático y esencia de espliego. Se quedó hasta que la rellenaron con emplastos de embalsamador y la cosieron con una aguja curva de colchonero. Se quedó hasta que el doctor cuevas se lavó en el fregadero y se enjugó las lágrimas, mientras el otro limpiaba la sangre y las vísceras. Se quedó hasta que el médico salió poniéndose su chaqueta negra con un gesto de mortal tristeza. Se quedó hasta que el joven desconocido beso a Rosa en los labios, en el cuello, en los senos, entre las piernas, la lavó con una esponja, le pudo su camisa bordada y le acomodó el pelo, jadeando. Se quedó hasta que llegaron la Nana y el doctor Cuevas y hasta que la vistieron con su traje blanco y le pusieron la corona de azahares que tenía guardados en papel de seda para el día de su boda. Se quedó hasta que el ayudante la cargó en los brazos con la misma conmovedora ternura con que la hubiera levantado para cruzar por primera vez el umbral de su casa si hubiera sido su novia. Y no pudo moverse hasta que aparecieron las primeras luces. Entonces se deslizó hasta su cama, sintiendo por dentro todo el silencio del mundo. El silencio la ocupó enteramente y no volvió a hablar hasta nueve años después, cuando sacó la voz para anunciar que se iba a casar."

Fragmento de "La Casa de los Espíritus" de Isabel Allende.

Leí este libro hace casi dos años (inclusive me acuerdo que fui a comprarlo con Pato jaja). El otro día lo releí y pensé que se merecía una mención acá, ya que fue una de las lecturas que más me emocionó y transportó hacia otra época donde seguramente yo hubiera sido una terrible persona. Desde mi punto de vista, la identificación personal fue bastante grande (tal vez no suceda para todos), pero hay que reconocer que Isabel tiene la característica de presentar a cada personaje como si fuera parte de la vida diaria de uno mismo, inclusive hasta el detalle mínimo que no nos interesa saber. La narración está muy bien ubicada historicamente, y la redaccción es perfecta.

Aviso previo: es un punto medio entre el optimismo y el pesimismo, y no vean la pelicula con Meryl Strip, Jeremy Irons, Antonio Banderas y Winona Ryder porque es muy mala.