domingo, 5 de agosto de 2012

Dirigiendodigiriendodidgeridiando

Me pediste que escribiera, y en una avalancha de lágrimas de 40 minutos, pensé en mi locura y estas ganas inertes que no reaccionan, esta cuestión de sentirme única por un momento. Quise escribir sobre el ser especial que siempre añoré y ahora se materializó frente a mis ojos, la dulzura intacta, la autenticidad sobre el hombre y el esfuerzo de seguir con una sonrisa. Todos te miran y ni te percatas. Es una encrucijada haber sido criada sin envidia y ahora estar invadida de sentimientos desesperantes, inexactos, inconsistentes. Te quiero arrancar las pestañas, la barba semicrecida, el aliento de la mañana y la respiración entrecortada. Quiero sucesores, y toda la fé achicharrada en mi estomago y mis fluidos, en la esencia que me forma y me dice: Eres realidad, no relleno.