miércoles, 3 de noviembre de 2010

El mar

Abría y cerraba las ventanas
del modo rutinario,
como mis pares.
El aroma a cigarro desconocido se despedía de él,
el cabello perfumado como la cereza de sus labios,
El mar agitado y alejado de la costa
me invitaba a sumergirme una vez más.
Despojada de mi ropa,
despojada de mis pensamientos mas crueles y severos,
despojada de cualquier prejuicio,
sentí el frescor de lluvia como aquella vez.
Abría y cerraba ventanas,
y las gotas se refugiaban en mis pequeños senos,
y el frío extrañado escalaba mis curvas
como si se hubieran encontrado hace dos días atrás.

Dicen que si aprietas un hielo mucho tiempo, comienza a quemar.
Pronto tuve que dejar de abrazarlo,
mi corazón estaba ardiendo.

1 comentario:

  1. Muy buen poema :O Hace tiempo que no comento en tu blog según recuerdo. También leí el de N. A. Cáceres: Es excelente, muy consistente, ritmo claro, buen final.
    Bueno, hasta próximos poemas, saludos.

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