lunes, 11 de julio de 2011

Si se trata de amor, que alguien lo pare.

Tengo veintidós libros en mi mesa de luz. Los estoy leyendo al mismo tiempo porque necesito de todos un poco para cada momento. Cada momento equivale a una hora eterna/año luz, donde me percato que no estas sentado a mi lado, y solo en mi imaginación, o la mayor parte del tiempo, a unas cuadras de distancia recordándome a través de hojas impresas que si estiro un brazo no rozo tu pelo. Si me giro en la cama, tampoco encuentro tu aliento.

Si me levanto, no estoy mas en un sueño.



Notas al margen (margen tamaño a3):

No se porque parece ser que celar y denigrar son sinónimos de amar.
No se desliguen, todos lo hacemos. Basuritas.

2 comentarios:

  1. Acá salta el que dice NOOO yo jamás...
    Una amiga una vez me dijo (muy forramente) que los hombres son como los chicles: cuanto más los pisas, más se te pegan.
    Bueno, tenía más sentido cuando ella me lo explico. En fin, igualmente comparto tu teoría y la voy a seguir ejecutando porque soy así de primitiva (WTF)

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  2. Siempre es bueno tener mano un libro. O un disco, una película o un sueño. Siempre están ahí. Y lo bueno de eso es que, al momento de que ellos decidan estirar su brazo, indefectibelemente nos van a encontrar cerca.

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