viernes, 14 de mayo de 2010

Jueves


Solo soy dueña por una hora,
y me apropio del banco escolar de piedra.
Visualicen el lugar donde estoy escribiendo esto.

Solo soy oyente por una hora,
y las voces de pequeños ángeles
y gritos de guías, resuenan entre montañas y cemento degradado.




Solo soy espectadora de la pintura verde,
utopía de la naturaleza perfecta,
que con aumentos les gustaría imitar.

Solo soy mitad esencia del edificio,
una imagen vivida de piernas cruzadas
y pulover de pelusas.

Solo soy un espíritu presente,
inevitable de olvidar, que resiste el viento,
que deja una mancha en cada ambiente.

Solo soy un aprendiz más,
que está dejando la hoja rayada,
para comenzar a documentar
un pedazo de vida fundamental.

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